Hay algo que debe ser señalado con respecto a "The Fault In Our Stars": es probable que usted llore. No importa si le guste o no la película, ni cuanto usted se siente involucrado con la historia de amor de destinos contrarios o cuan estoico o duro se considere, usted se verá llorando al igual que todos los que están en la sala de cine por las injustas tragedias de los primeros amores y la injusticia del cáncer. Mejor que lo acepte de antemano.
Inspirada en el libro exitoso de John Green, este melodrama que le arrancará lagrimas gira en torno a Hazel Grace Lancaster (Shailene Woodley), una adolescente de 16 años que se aprovecha de su sentido de humor negro para enfrentar su enfermedad que la obliga a cargar siempre con un tanque de oxígeno. A insistencia de sus padres Hazel participa en un grupo de apoyo en el sótano de una iglesia, dirigido por un sobreviviente de cáncer excesivamente entusiasta y que desea desesperadamente ser cool (un Mike Birbiglia gracioso que nos hubiese encantado ver en más escenas). Es allí que conoce a Augustus Waters (Ansel Elgort), un joven atractivo y encantador que ha perdido una pierna a causa del cáncer. Forjan una amistad alrededor de sus intereses comunes— ella le habla de su libro favorito “Una aflicción imperial”, y el permanece con ella al teléfono toda una noche— y del rechazo categórico por ambos a ser tratados como niños debido a la enfermedad que los aqueja. Y por supuesto, se enamoran.
Al igual que la película abordan la enfermedad con un sentido de humor torcido y se burlan de todo. Aunque sea un filme sobre el cáncer, “The Fault In Our Stars” es bastante divertida y las risas más animadas serán despertadas por el amigo de ambos Isaac (Nat Wolff, otro actor que no supieron aprovechar lo suficiente). De hecho, Isaac es el que más se asemeja a un adolescente, atravesando rápidamente por todas las etapas del duelo cuando su novia lo abandona justo antes de una importante intervención quirúrgica. El peso de la película recae sobre los hombros de Shailene Woodley, y ella realiza una excelente labor en la piel de Hazel, hallando la formula correcta para equilibrar su espíritu mordaz y determinación con la dosis justa de fragilidad y miedo. Aunque ella tenga suficiente magnetismo y encanto para dar un tono del todo natural hasta a los discursos más pretenciosos y literarios, estos son los pequeños momentos donde más brilla.
Igual que su coestrella, el encanto natural de Ansel Elgort es un mérito del filme, a pesar de que Augustus no sea un personaje tan completo como Hazel. Él es el perfecto adolescente: bello, inteligente y divertido, con un pasado trágico y dotado con la capacidad ganar la estima de todo quien lo conozca. El carisma y la sonrisa de Elgort contribuyen a dar más naturalidad a ciertos comentarios pretenciosos. Su química con Woodley es el mayor atractivo de “The Fault In Our Stars”, y seria verdaderamente difícil ver las escenas deslumbrantes entre Hazel y Gus sin sentirnos persuadidos que el amor triunfara sobre todo.
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Los fans de la novela estarán contentos de saber que la película permanece fiel al material de origen, aunque simplifica demasiado ciertas situaciones que formaban parte del texto. Aunque las réplicas y los discursos más emblemáticos permanezcan intactos, la narración simplificada limita ciertas declaraciones más profundas de los personajes, lo cual permite tener un dialogo que se parezca más al dialogo entre personas reales. La determinación de Scott Neustadter y de Mike Weber de subrayar los grandes rasgos de humor negro de los personajes es también un aspecto positivo de la película que permite hacer hincapié en ciertas escenas sentimentales. Sin embargo, no todo funciona a la perfección. La visita a la casa de Anne Frank no está bien realizada a causa de una voz en off deplorable, y es el peor sitio imaginable para un primer beso. Pero en este momento de la película, después de haber llorado mucho mientras se llena la boca de popcorn, esto no será de gran importancia. Porque este dolor en el corazón tan perfectamente iluminado, acompañado con una banda sonora espectacular es el argumento de venta de esta historia de amor condenada desde el inicio, y más precisamente el interés principal de toda buena película sobre el cáncer. Si el maquillaje arruinado y los lloriqueos disimulados sirven para medir el éxito de un filme sobre el cáncer “The Fault in Our Stars” es de los buenos.