“The Nut Job” gustará a los amantes de los dibujos animados al estilo antiguo— los aficionados de Bugs Bunny que adoran las travesuras de los antihéroes alborotados, que reconocen las sensibilidades cómicas de los ladrones inexperimentados que encuentran placer mirando a los animales del bosque y a los humanos sin cerebro que se dejan pegar en la cabeza una vez tras otra. Pero los dibujos animados de Bugs Bunny han tenido éxito gracias a su inteligencia, algo cuya ausencia es cruelmente enorme en “The Nut Job”. Durante la hora y media de su duración “The Nut Job” no contiene sino un solo minuto de risas autenticas prefiriendo los encantos ostensibles en detrimento de lo que es verdaderamente divertido y cómico.
La historia sigue a Surly Squirrel – cuyo nombre le queda perfecto- (la ardilla malhumorada cuya voz pertenece a Will Arnett, que adopta ocasionalmente el acento neoyorquino para transmitir la idea que se trata de un personaje difícil), un superviviente egoísta que quiere amontonar tantas nueces como sea posible para asegurar su sobrevivencia sin preocuparse de los demás animales que viven en el parque y quienes todos forman parte de una sociedad extraña dirigida por un oso lavador muy solemne (Liam Neeson). Los únicos animales que simpatizan con Surly son su amigo Buddy, una rata muda, y uno de su propia especie la ardilla diplomática Andie (Katherine Heigl). Esta hace entrega de una batalla feroz para convencer a Surly de utilizar sus capacidades superiores de robo de alimentos para ayudar a los demás roedores. Pero él se rehúsa a hacerlo …y nunca sabremos por qué.
Poco es el esfuerzo dirigido al desarrollo del personaje de Surly, y por ello la transformación emocional que atraviesa no resulta interesante para el espectador. No logramos saber si es que quiere ser aceptado tal como es, si es que quiere ser recibido en la comunidad del parque o si quiere ser elogiado con el mismo fervor que Grayson, la ardilla de mente algo estrecha (Brendan Fraser, que nos brinda la interpretación más cómica de la película con su personaje arrogante pero afectuoso).
Al tratarse de películas enfocadas a un público juvenil existe generalmente la esperanza de que haya alguna lección, o alguna semblanza de una lección emocional que se transmita. Busque al azar en el saco de sorpresas habitual y descubrirá los distintos mensajes de “The Nut Job”: aceptar a los demás, más vale ayudar a los demás que solamente pensar en si mismo, la amistad es importante, jamás confíe en un mapache, etc. Pero más que ello el objetivo principal de la película es proponer un estilo de comedia “caricaturesco” que rara vez emerge en las películas Disney, y ni siquiera en las de DreamWorks. Sí, este largometraje le hará recordar los “Looney Tunes”, pero usted se preguntará por qué es que usted no está riéndose.