No preste atención a los anuncios en la televisión que buscan reducir August: Osage County bien sea a una comedia alocada o a una comedia de familia que trae alegría. La película es de una gran oscuridad. Adaptada de la pieza de teatro premiada con un Tony y escrita por Tracy Letts, quien había adaptado su guion para esta versión para la pantalla grande, el humor negro de la pieza de teatro no se traduce muy bien para la pantalla. Lo que logra es llevarnos por una espiral de poca esperanza a las profundidades de una familia tan acabada por el rencor y la amargura que está a punto de desplomarse.
Tal como fue dirigida por John Wells, la versión cinematográfica de “August: Osage County” no tiene la apariencia de una película divertida pero sí es un estudio magnífico de una familia al borde del precipicio. A medida que orienta el drama hacia situaciones que se alimentan de un fuego lento la ira reprimida y descontrolada se van enroscando como dos serpientes que intentan tragarse la una a la otra. Las largas conversaciones se transforman en confrontaciones épicas dignas de ser saboreadas.
El elenco brinda actuaciones sinceras que elevan la historia a un nivel que es más desgarrador que cómico. Violet (Meryl Streep) aparece primero en la pantalla con cabellos cortos, grises y escasos, fumando un cigarrillo tras otro mientras lanza insultos y palabras dulces a su marido (Sam Shepard) en un estupor etílico mientras que él trata de contratar a una asistente doméstica, Johnna (Misty Upham). “¿Eres una india nativa?” le pregunta Violet.
Violet es lo que pudiéramos llamar una “racista informal”. Pero resulta que también tiene un cáncer bucal y abusa de medicamentos contra el dolor. Ella siempre parece estar al borde de una crisis. Ella no parece aceptar el hecho de que su vida se pueda extinguir bajo la mirada de todo el mundo. El infierno no conoce creatura más endemoniada que una narcisista en el artículo de la muerte.
La ira de Violet cae sobre sus tres hijas, pero las demás personas que forman parte del entorno tampoco se salvan. Ella trata a la mayor Barbara (Julia Roberts), como su igual amenazadora (ella es la favorita de su padre), Ivy (Julianne Nicholson) con un desprecio pasivo –agresivo y a la más joven, Karen (Juliette Lewis), con una indiferencia maliciosa. La gama de abuso alcanza una variedad tan amplia que si ella no fuese tan cruel resultaría que ella sería una persona de una decadencia extrema. Todas las actrices se desempeñan muy bien en sus papeles, apoyándose en Meryl Streep y en la riqueza del guión, que saca esqueleto tras esqueleto del armario familiar lleno de problemas no resueltos.
El trabajo de Meryl Streep en “August: Osage County” pudiera ser una de las mejores de sus tantas interpretaciones sorprendentes. Ella encarna una mujer desagradable y frecuentemente maliciosa, lo cual constituye otra razón más para apreciar la manera que ella transforma una matriarca enfadada y abusiva en una mujer comprensiva. Al final del largometraje su corazón se despedazará cuando ella reconoce los errores cometidos por ella al criar a sus hijas. Demasiado egocéntrica para tener una palabra de dulzura, ella parece darse tropiezos con su orgullo exagerado que va desapareciendo gradualmente durante la película.
John Wells, que participa también en la película — su segundo largometraje — después de haber dirigido varios episodios de la serie “Shameless” sobre una familia disfuncional, presentada en la cadena Showtime, también parece haberse influenciada por el material fuente. Es Wells quien le da el tono apropiado a la puesta en escena. Los colores insípidos marronescos y amarillescos de la película transmiten el malestar purificante que empuja a esta familia hacia la desintegración. La banda sonora a veces es conmovedora y hasta manipuladora. Esta película le hará vivir una montaña rusa de emociones.
Finalmente, considerando que la película está inspirada en una pieza de teatro, “August: Osage County” se apoya principalmente en las actuaciones. John Wells brinda suficiente libertad a los actores para que se inserten enteramente en el guión pese a que el largometraje no alcanza ser una comedia negra como la pieza teatral. ¿Pero a quién le importa si “August: Osage County” no cumple estos requisitos? En su lugar tenemos un drama familiar bastante retorcido y mórbido que cuenta además con algunas de las actuaciones más exitosas del año.