«Transcendence» se atribuye altos objetivos para una película para gran público. Intenta responder a la profunda pregunta filosófica – ¿qué exactamente nos hace ser humano? – en una película que es en parte aventura ciencia ficción, otra parte thriller y otra parte advertencia inquietante que encierra también un arco emocional muy acentuado que vincula todos los distintos temas. En pocas palabras, se trata de un largometraje que trate de deslumbrar y lo obligará a pensar en el mundo a su alrededor, sin embargo debido a la gran cantidad de elementos que compiten entre si para estar en la pantalla este filme no logra transcender (ay, disculpen esta impertinencia) las grandes expectativas que se había establecido para si mismo a pesar de no haber alcanzado el éxito en crear una experiencia apasionante y divertida.
El largometraje está centrado alrededor del doctor Will Caster (Johnny Depp), un científico de primer plano que hace investigaciones junto con su esposa Evelyn (Rebecca Hall) en el ámbito de la inteligencia artificial para crear una computadora sensitiva, que pueda asimilar los conocimientos colectivos de la humanidad y la gama completa de emociones que sienten los seres humanos. El objetivo sería utilizar estos conocimientos para erradicar las enfermedades y sanar el planeta pero RIFT, la organización terrorista anti-tecnología busca como poner fin a estos esfuerzos antes de tomen mayor fuerza. Pese a ello, el conato de asesinato impulsa a Evelyn y Max (Paul Bettany), el mejor amigo de Will, a completar su trabajo y ellos logran transferir la consciencia de en la Inteligencia Artificial.
Y es a partir de a este momento que “Transcendence” despega considerando que en el primer acto hacía falta establecer la base científica y las leyes que gobiernan toda la historia. Se trata de un proceso lento pero del todo necesario pero a la final bien que vale la pena una vez que Johnny Depp no está más en la pantalla– o más bien cuando no está ya en la pantalla de la computadora (disculpen nuevamente mi distracción) –y las apuestas se tornan más importantes al incrementar Will su inteligencia, poder y peligro con mucho más intensidad y velocidad de lo que Max y Evelyn pudieron haber previsto.
Si bien Johnny Depp es la estrella del filme sea el nombre de la estrella resulta fácil que sea opacado por sus coestrellas que portan el hilo emocional y el peso de la película. La verdadera estrella es Rebecca Hall, ya que Evelyn es a fin de cuentas la protagonista del largometraje, la que nos mantiene interesados durante toda la duración de la historia. Rebecca Hall tiene la oportunidad de hacer ver los pequeños y sutiles cambios atravesados por su personaje que encajan perfectamente con el alcance temporal más bien largo del filme. Si bien su talento no ha sido lo suficientemente reconocido por sus excelentes interpretaciones en películas menos importantes, su trabajo aquí pudiera bien aportarle el reconocimiento que se merece.
Pese a que el personaje principal de la película sea Evelyn, el público se identificará sobre todo con Max, que lucha entre su devoción por sus amigos y su entendimiento de los peligros que pudieran desatarse al soltar el control sobre ciertas cosas. Paul Bettany encarna con mucha sutileza el conflicto interno en todas las escenas donde participa, y pese a que Max es el menos desarrollado de los tres personajes logra fácilmente ocupar el lugar preferido entre el público. Johnny Depp, sin embargo, es relativamente insípido mientras que Will - pese a ciertos momentos de terror relacionados con eso de la Inteligencia Alternativa – procede a la entrega de sus líneas con toda su calma y relajante con lo cual inferimos la frialdad inhumana que yace bajo la superficie. Al mismo tiempo que las perspectivas de los personajes se desplazan y cambian de alianza también lo hará el público. Uno de los mayores atractivos de “Transcendence” es la manera en que manipula con tanta experticia los personajes y sus objetivos sin que resulte demasiado manifiesto. Debemos reconocer que esto añade también al nivel de tensión y pese a que son pocas las escenas de gran acción estas reúnen un alto contenido de emoción al nunca tener la certeza de saber quién realmente tiene el control.
A final de cuentas el debut de Wally Pfister como director no resulto ser tan impactante como se esperaba ya que la expectativa era enorme y ni siquiera las fabulosas imágenes y actuaciones destacadas pueden compensar el hecho que las distintas partes no se unen exactamente como debería ser. Pero son precisamente estas partes – con el aspecto minimalista de los laboratorios donde se crean las computadoras contrastado con el oscuro verde del bosque, las persecuciones automovilísticas, – las que hacen que “Transcendence” sea una experiencia que vale la pena. Puede que sienta cierta frialdad al final pero el viaje para llegar a allí habrá valido la pena.