Al igual que todas las melodías sombrías que flotan a lo largo de los 105 minutos de la película, Inside Llewyn Davis quedará registrada en su cabeza durante varias semanas luego de que usted y la película se conocieron por primera vez. Con la melodía sonando en la voz de Oscar Isaac que suena ligeramente en sus oídos usted apartarse del alcance del mundo grisáceo de los hermanos Coen pero se le dificultará sacar de su cabeza lo que podría ser la mejor película que creada a la fecha por este dúo. La historia de Llewyn es especialmente simple— se trata de un hombre sin suerte, y que además no se la merece. Se despierta, pierde el gato de su amigo, toca un poco de música y quisiera que las cosas fuesen mejores. Y pese a ello es precisamente esta historia que resulta ser la más estimulante y diestramente humana hasta ahora.
“Llewyn Davis” escoge hacer una declaración audaz pero sin embargo práctica de no insistir en que el público se sienta que debe amar al héroe. No hay duda alguna de que se trata de un cretino que justifica todo el derroche que ha incurrido con el rudo trato que tiene hacia todos a su alrededor. Pero Llewyn Davis tampoco es el villano aquí. El villano es la industria y todas las duras batallas inherentes a las maquinaciones de la industria. Tampoco los contactos de Llewyn – su amigo de largos años Jim (Justin Timberlake) y otro amigo Troy (Stark Sands) que al igual que él depende de la bondad de los demás para recostar sus huesos cansados en sus sofás para pasar la noche bajo techo. El verdadero villano es el público que prefiere escuchar música pop endulzada y que no gustan de las palabras sombrías de sus canciones. El villano tampoco es Jeanne (Carey Mulligan), la antigua novia resentida de Llewyn pese a todas las advertencias volátiles que ella le dirige pero la acción divina se teje en torno a esta relación inconsciente. Y ni siquiera el irascible e infecto Roland Turner (un John Goodman deliciosamente torpe), pero el camino es interminable y frío para cada hombre al que ha convertido en su prisionero (si la película tiene un defecto es que este segmento es un poco más largo lo que pudiera ser la esencia del problema.) El villano es el frío.
En resumen, se trata de un triste asunto. Pero la dinámica real no se detecta en los desafíos que ocurren a nivel externo de Llewyn Davis, sino más bien en la toxicidad ya determinada que se va coccionando en él cuando se encuentra con alguien. Llewyn sabe mantener el mismo ritmo a lo largo del filme asegurándose de no sofocar a Llewyn sino de mantenerlo en un cierto balance en tierra pero con las frutas en las ramas siempre fuera de su alcance.
En la narrativa « Llewyn Davis » permanece más cerca de la vida en el estado natural que las obras anteriores de los cineastas. Esto se nos demuestra perfectamente cuando vemos la escena del viaje a Akron donde Llewyn resulta hacernos vernos a nosotros mismos en ese estado doloroso en que se encuentra cuando tenemos un mal día.
Y para enlazar la crítica de uno de los mejores filmes del 2013 es importante detenernos para recordar el elemento central que identifica al largometraje: la música. Sin la música que se entrelaza con la historia encontraríamos ciertamente algún otro aspecto destacable y maravilloso en Llewyn Davis. Pero la música, bella y exquisita, es la razón de ser de esta película.