Con la excepción del chiste recurrente sobre los ojos perezosos “Free Birds” logra llegar hasta el final de los 90 minutos de la película sin que lleguemos a sentirnos ofendidos ni una sola vez – y este logro es rara vez visto en las películas de animación de Hollywood recientemente. Lo triste es que no son tantas las oportunidades que tendremos para reírnos con fuerza. Las reacciones que más se dan en la sala de cine corresponderán a reacciones de estupefacción. Todos los sonidos que emitimos corresponderán a que preguntáramos “¿Qué es lo que ocurre aquí después de todo?” <
Esta emoción lo tomará de asalto rápidamente en los primeros 20 minutos de la película cuyo propósito es brindar al espectador las herramientas necesarias para navegar entre las absurdidades hiperactivas. Conocemos a Reggie (Owen Wilson), un pavo inteligente que se desplaza libremente en la granja pero que ha sido expulsado por sus comentarios contra los dioses del maizal y por atreverse a ser altanero con el dueño de la finca. Pero en algunas escenas más adelante vemos al pavo en el mejor de los humores nada menos que en Camp David ya que tuvo la buena suerte de haber sido seleccionado nada menos que por el presidente de los Estados Unidos (uno que indudablemente confundiremos con Bill Clinton, con acento y demás, gestos con las manos y un chiste que alude a una relación con una asistente) como el pavo que no sería sacrificado para la fiesta de acción de gracia. Y poco después Reggie es secuestrado por el renegado Jake (Woody Harrelson), un cretino obediente que aspira apoderarse de una máquina secreta del gobierno que le permitirá viajar en el tiempo para asistir a la primera celebración de acción de gracias con el propósito de eliminar a los pavos del menú.
La historia es lo suficientemente estrambótica para cautivar nuestro interés y además se trata de una historia totalmente inofensiva (bueno, si se puede llamar esto una historia). Pero después de haberse molestado en cautivarnos esperaríamos a que el material en “Free Birds” fuese de mejor calidad. Y el hilo que teje este largometraje es realmente frustrante; el humor es apenas suficiente para conseguir nuestro apoyo. Quisiéramos que fuese mejor. Las carcajadas son limitadas pero las casi risas son numerosas. La rivalidad entre el macho alfa encarnado por Jake y el pavo salvaje del siglo 17, Ranger (el director Hayward), el mismo un tonto musculoso que quiere proteger a su propia parvada de los humanos se transforma en una comedia algo burlesca con un toque de la comedia del estilo de Leslie Nielsen pero desprovisto de panache. La relación amorosa naciente entre Reggie y Jenny (Amy Poehler) ofrece algunos momentos de deleite que con tan sólo unas pequeñas modificaciones pudieron ser muy divertidas. Las pequeñas risas serán abundantes; las risas, pocas.
Y quizá esto se deba a que la historia carece de personajes. Wilson, Harrelson, Poehler y su legión de personajes segundarios siguen la corriente de este guión estrambótico con sus replicas absurdas mientras que las peculiaridades evolucionan. Pero en el caso de Reggie no vemos evolución alguna ya que él se identifica como un lobo solitario pero que se enamora locamente de Jenny. A Jake no se le otorga ninguna trayectoria verdadera tampoco porque él tiene ciertos traumas de la juventud y además su personaje se limita a los chistes físicos. No hay mensaje alguno que aprender, ningún mensaje que compartir y a la hora de la verdad tampoco hay una conclusión que pueda ser deducida más allá de la narrativa evidente de las acciones manejadas por los pavos. En pocas palabras “Free Birds” agrupa distintos momentos desplazados que nos van mostrando a lo largo de la hora y media sin un objetivo verdadero en mente. Pero si usted quiere empezar a distanciar a sus hijos del tipo de humor que caracterizó “Naked Gun” pudiera ser que esta película sea el lugar más indicado para empezar dicha tarea.