En varias ocasiones durante los 110 minutos de la comedia extravagante “We're the Millers”, usted tendrá la impresión que mientras redactaban el guion se levantaba uno de los cuatro guionistas para apoderarse de la laptop mientras gritaba: ¡Es mi turno de escribir! desviando l historia en una dirección totalmente opuesta, y con ella también la intriga. “We’re the Millers”, que puede ser considerada como la respuesta a la película “Horrible Bosses” estrenada en el 2011, no cuenta con la paciencia necesaria para ser considerada una historia, si uno se pega a la definición oficial de esa palabra: cada uno de los 14 mini actos se logra mediante una conclusión explosiva que conlleva, abruptamente, hacia nuevas escenas construidas saltando de una cosa a otra de manera casi humorística y grotesca.
El supuesto guion sigue las acciones del vendedor de droga, David (Jason Sudeikis), que crea una familia ficticia para transportar una tonelada de marihuana de México a los Estados Unidos con el propósito de saldar una deuda con un criminal pesado de Denver. ¿Pudiera ser un filme interesante, no cree? ¿Dificultades en el desierto de México? ¿Malentendidos con los agentes de inmigración? ¿La angustia de regresar sanos y salvos a los Estados Unidos? Pero no se haga grandes ilusiones: la travesía es completada sin problema alguno a los 20 minutos de empezar la película, y eso libra el resto del tiempo para pasar con los Miller (nombre falso de la familia) mientras ellos discuten, pelean, son picados por insectos y adoptan ciertos comportamientos sexuales bizarros.
La falsa familia de David reúne personas marginales: una amargada bailarina de striptease (Jennifer Aniston), un joven de 18 años tímido y bondadoso que fue abandonado por su madre (Will Poulter) y una adolescente que se fugó de casa para convertir las calles en su nuevo hogar (Emma Roberts). Todos son personajes interesantes que merecen la atención de la película…pero esta atención jamás les fue acordada.
Y para quienes quieran saber si habrá romance entre Dave y Rose (Jennifer Aniston) la respuesta es “Sí”. El amor le será también permitido al joven Kenny (Will Poulter) , que desarrolla su estima personal gracias a papá Dave y su hermana Casey (Emma Roberts). ¿Y qué le puedo comentar sobre Casey, la adolescente rebelde cuya vida familiar es tan pésima que prefirió vivir en la calle? Digamos que en el papel ella es el personaje más interesante del filme. Pero la contribución de Emma Roberts se limita casi exclusivamente a funcionar como vehículo para el despertar sexual de Kenny, algunas bromas atrevidas y la progresión de la intriga.
Algunas fuertes risas se harán sentir durante el filme: Jason Sudeikis, cuya simpatía aminora a lo largo de la película, lanza algunas líneas sorprendentes; Will Poulter es el más encantador en la piel del agradable Kenny; las apariciones de Nick Offerman y de Kathryn Hahn calmarán a los fanaticos de este estilo de humor. Y si eres un aferrado a las referencias de la cultura pop estás de suerte porque las hay a cada dos minutos.
No es por falta de bromas que se sentirá decepcionado con “We're the Millers”. Es más bien la impresión de una perplejidad intrigante que acompaña cada giro inesperado de los acontecimientos, cada explosión de cataclismo, cada situación ilógica que conduce a otra escena absurda. No es que “We're the Millers” no sea cómica. Lo que pasa es que no tiene sentido.