“Sabotage” del director David Ayer es la más reciente parada en la gira del gran regreso de Arnold Schwarzenegger, pero no piense que amerite grandes aplausos. Schwarzenegger encarna a John "Breacher" Wharton, responsable de una brigada especial antinarcóticos cuya especialidad es enfrentar los carteles de la droga. Cada uno de los miembros del equipo es un arma en si repleta de una alta dosis de machismo – tanto varonil como femenino – pero también hay que admitir que son muy buenos en su especialidad. Ellos son los maestros de los duros de vencer, visitan los sitios nocturnos de striptease y se emborrachan a morir incluso justo antes de tener que enfrentar a los carteles de la droga. Tristemente para ellos parece que los largos años de lucha con los jefes de los carteles y el ser desagradables con quienesquiera que encuentren tendrá sus malas consecuencias para ellos, y es entonces que los miembros de la brigada comienzan a ser eliminados de manera misteriosa uno tras otro. Y es así que muy rápidamente nos encontramos en una novela de misterio de Agatha Christie con una inscripción en un centro deportivo y ante una montaña de metanfetaminas.
Tristemente, y tal como supondríamos, los centros deportivos y un bulto enorme de drogas no son atributos que favorezcan a Agatha Christie, que se ve transformada en una persona que dice idioteces ya que “Sabotage” es increíblemente estúpida. El misterio central surge del hecho que nos parezca todo absurdo y predecible al mismo tiempo. El único aspecto que salva la película es la acción. Las escenas de acción están repletas de adrenalina y de emoción y también son de un sangriento excesivo. Cadáveres hinchados que son empujados y pisoteados, y materia visceral a la vista. La película toma un gran placer en repugnar al público. Muestra inodoros sucios por ninguna razón. Y también pedazos de piel pegados a trozos de metal; ¿por qué no? Simpático, ¿no?
Aunque “Sabotage” tiene como hacernos palpitar por momentos e instantes, no hay absolutamente nada en el centro de esta película. Todos los personajes principales son total y completamente repugnantes, y usted sentirá lastima por toda persona que se vea obligada a soportar su compañía durante toda la función. Cuando los personajes comienzan a caer como moscas usted no sentirá pena alguna. La verdad es que un sentimiento de júbilo pudiera invadir su ser y un gran peso se iría de su cuerpo al librarse de tantas idioteces.
Y si esto no le parece lo suficientemente malo, sepa también que las actuaciones de los actores fluctúan entre mediocres y terribles. La actriz Olivia Williams, en general excelente, y el también normalmente genial Sam Worthington olvidan continuamente en que continente están olvidando el acento que deben usar al hablar como si se tratara de una mala conexión radial; Schwarzenegger perdió toda habilidad de transmitir emoción alguna en relación a cualquiera situación existente.
La verdad es que deberíamos detestar Sabotage. Si bien se trata de una película completamente idiota, y esencialmente maliciosa, encierra a su vez un cierto encanto extraño en su depravación. Hay que reconocer que tiene cierta audacia. No hesita en sobrepasar los límites, y también tiene éxito en asustarnos. Se trata de un largometraje que sabe que es malo y feo y se jacta del hecho. Disfruta en hacernos sufrir ante la bajeza y suciedad que proyecta, y aunque le pueda repugnar no podrá rechazar la oportunidad proporcionada para divertirse. Bien pudiera convertirse en una película que sea vista una y otra vez en la casa de fraternidad de algún campus universitario local. Aunque con esto no queremos decir que la película sea buena o incluso pasable. Pero si le divierte la violencia extrema, misterios inexplicables y personas temibles que cometen actos abominables hacia otros, entonces sí que se trata de la película para usted.