Por más grandiosos que sean los temas del bien y el mal, las necesidades y los méritos, el poder y la responsabilidad y otras tantas posibilidades, las películas de superhéroes son por lo general bien claros en cuanto a su premisa: el héroe atrapa al villano que intenta hacer destrozos. Por más rechazador que nos pueda parecer tanta simplificación lo cierto es que por lo general es el camino más recomendado. Y si logra amontonar suficiente contenido en sus personajes y de asegurar que la intriga se conforma a estas directivas entonces efectivamente tendrá éxito en contar muchas cosas (y además, de divertirse considerablemente). “The Amazing Spider-Man 2” cumple pero solamente a medias. Pese a que el Peter Parker encarnado por Andrew Garfield sigue siendo una identidad de poca distinción, su alcance emocional (entiéndase aquí su relación con Gwen Stacy) es suficiente para lograr ser convincente durante toda la duración de la tempestad lunática que viene siendo su segunda característica. Y también es importante recalcar que no es esta demencia lo que retrasa su ímpetu. El problema no es cuán salvajes sean sus conquistas, la estupidez de ciertas escenas de acción o los villanos que son de una locura completa. Se trata más bien de todos los demás aspectos (y sí, trate de tener presente que este largometraje – sólo imagíneselo que encierra están ocurriendo miles de cosas adicionales además de las que he mencionado – y es esto lo que crea un problema contundente). Todas las vueltas que toma la intriga, los misterios a nivel secundario, las escenas retrospectivas, las viles revelaciones y todas las piezas siniestras que se van encajando en esta historia de pensamientos trastornados que, con la excepción de los momentos de diversión con los villanos, son tomados demasiado en serio. Todos los elementos considerados necesarios para dar la importancia a “The Amazing Spider-Man 2” hacen exactamente lo contrario.
Peter está en su ápice cuando juega el papel de Spencer Tracy y Katherine Hepburn con la pequeña amiga que decepciona continuamente (la siempre encantadora Emma Stone), o cuando intenta volver a ganar el amor de su único procreador viviente que ha logrado distanciar rápidamente (Sally Field, presente para que no olvidemos que ella sigue poniendo pautas), o buscan establecer una relación con el ingeniero inestable que simplemente quiere hacerse notar (Jamie Foxx que se mete en su juego cómico con una fuerza aterrante). Los momentos más divertidos llegan cuando Peter se encuentra en las situaciones más sencillas, y en momentos se facilita enormemente la conexión del público con él. De todas maneras Peter y los demás personajes, debido a las aspiraciones demasiado exageradas de la franquicia "The Amazing Spider-Man", pasan demasiado tiempo explorando nuevas avenidas: los secretos de la muerte y trabajo de Richard Parker, las operaciones realizadas detrás de bastidores por la empresa OsCorp, las actividades despreciables en la cárcel de Ravencroft.
El resultado de esta empresa demasiado ambiciosa arroja un sinfín de asuntos de los cuales Peter debe ocuparse, entre otros, de llevar consigo a Gwen y su amigo de la juventud Harry Osborn (Dane DeHaan, que debe amaestrar simultáneamente su angustia, miedo y status privilegiado) a las profundidades negras de una narración vacía. Antes tanta distracción que nos conduce por caminos vacuos para explorar entre los orígenes de la familia Parker, escuchar discursos sobre valijas secretas y descubrir rutas subterráneas del metro estamos in la energía que conviene para disfrutar al máximo las buenas escenas de acción cuando estas llegan a la pantalla. Por último hace falta mencionar también que “The Amazing Spider-Man 2” es una película igual de compleja que “Captain America: The Winter Soldier” pero sin el ingrediente básico: la diversión.