En la primera película historia de Thor era sencilla: dejar de ser un imbécil. Desinflar el ego es un tema bastante difundido entre príncipes o aristócratas de la ficción – antes de alcanzar la gloria hay que ser primero una persona buena (al menos es esta la idea tomada prestada de la película “Oz the Great and Powerful” y que sirve para enfatizar el punto de vista de esta crítica). Aunque funciona como una herramienta narrativa también resulta ser uno de los arcos menos interesantes a ser desarrollados por los personajes involucrados en este nuevo episodio de Avengers. Steve Rogers tenía una historia de un perdedor — el “fracasado” que se convierte en héroe. (Sabemos que este factor de tipo perdedor es un gancho seguro para atraer a los fanáticos de los comics.) Bruce Banner ha luchado con traumas sicológicos importantes y una crisis existencial. Tony Stark... pues también tenía un ego demasiado grande pero resultaba a la vez muy divertido.
Y pues, no olvidemos los poderes. Captain America es un hombre mortal impregnado de un espíritu fuerte y de poderes sobrehumanos. The Hulk es un monstruo casi impenetrable pero su derrota proviene de su propia inhabilidad a controlarse. Iron Man es solamente tan bueno como los aparatos que inventa y al cual le da vida… y estos inventos, hay que reconocer, son irresistiblemente atrayentes. Y Thor… es un medio Dios musculoso y armado de un martillo gigantesco que nunca se había conformado a enfrentar el peligro. Incluso aquí, el se muestra ser el menos interesante del grupo.
Como tal, cuando Kenneth Branagh nos presenta en tanto que cineasta una historia más bien accidentada y distraída con Thor, también hay que decir que el personaje encierra muy poco valor para poder mantener nuestro interés. Los meritos principales de la película de Branagh son colocados en las estrellas: pese a un material que parece poco inspirado, Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston y Stellan Skarsgard permanecen suficientemente carismáticos para que puedan surgir buenos momentos de diversión. Con un escenario mejorado en “Thor: The Dark World” — que aumenta las apuestas, la emoción, la inteligencia y el humor – los participantes que regresan pueden brillar aún más.
Esta nueva película – dirigida esta vez por el director de televisión Alan Taylor, es la segunda película de Marvel Universe que salió luego de “The Avengers”. Como en el caso de “Iron Man 3”, “Thor: The Dark World” coloca todo el énfasis en el humor, dejando que la historia de guerra intergaláctica y la amenaza apocalíptica de un enemigo que amasa un poder místico adopta un tono místico que nos envuelve. Atravesando estos elementos grandiosos y fantásticos que cautivan lo suficiente nuestra atención para determinar el peso que en la narración pero que luego se difusa ante el surgimiento de cierto trabajo de personajes, esta la relación entre Thor (Chris Hemsworth) y Loki (Tom Hiddleston) — hermanos que a pesar de todo lo que han vivido durante los dos últimos años, no han podido dejar de quererse totalmente. Además de ellos tenemos al equipo en el planeta Tierra: la científica Jane (Natalie Portman), que hace todo lo posible por volver a crearse una vida luego que su novio de otro mundo se fue a Asgard.
Pero no es que algún elemento de Thor: The Dark World crea alguna dificultad. La intriga funciona, la magia funciona, la comedia funciona y el material enfocando en los personajes funciona maravillosamente — el arco que enlaza Thor y Loki asombrará y sorprenderá todo quien haya permanecido fiel a ellos desde “Thor” hasta “The Avengers”. La sola cosa que impide que nos identifiquemos con “Thor: The Dark World” es Thor. Al deber competir obligatoriamente con Iron Man y Captain America, se vuelve patente que Thor simplemente no alcanza capturar nuestra atención. Frente a la competencia de estos dos héroes fenomenales podemos decir con certitud que Thor no se merece nuestra inquebrantable atención. Es posible que nunca sintamos la misma satisfacción al ver una película Thor que cuando vemos una película Captain America o Iron Man. Pero sí se presta a que hagamos una crítica. Si Thor: The Dark World se tratara de un héroe que nos interesara de verdad, entonces sí que la película sería espectacular.