Keri Russell (“The Americans”) y Josh Hamilton (“The House of Yes”, “Kicking and Screaming”) forman un matrimonio convincente y simpatico cuya relación matrimonial atraviesa dificultades. A Daniel lo despidieron de su trabajo, Lacy hace todo lo posible para ganar dinero como agente inmobiliaria y la relación íntima ha perdido su pasión. Sus dos hijos Jesse (Dakota Goyo) y Sammy (Kadan Rockett), jóvenes inteligentes y gentiles, son los primeros en percibir los extraños acontecimientos en la residencia. Jesse y Sammy tienen además un ritual adorable cada noche antes de dormir; consiste en contarse historias de miedo a través de sus walkie-talkies. La última historia de miedo es sobre el mago de los sueños, el hombre de arena, quien según Sammy es el responsable de las travesuras que presencia la familia Barrett cada mañana. A medida que los acontecimientos se intensifican se hace más claro que Sammy no es el autor de estas bromas.
Como la mayoría de los thriller sobrenaturales, los acontecimientos inexplicables pueden ser atribuidos al estrés o a las pesadillas o una imaginación a rienda suelta. El alejamiento de la familia Barrett de sus amigos y vecinos subraya aun más la estigmatización social. La difícil situación puede incluso ser analizada desde un ángulo social interesante; cuando una familia permanece unida y mantiene la fuerza necesaria para vencer cualquier adversidad. Daniel, contrariado y avergonzado de no cubrir las necesidades de su familia, tanto financieras o físicas des fuerzas amenazadoras. Jesse está molesto porque sus padres pelean todo el tiempo y se comportan extrañamente obstaculizando que él pueda tener una adolescencia normal. Lacy tiene la impresión de que se trata de una fuerza terrestre que los tiene en la mira – o que incluso el culpable de todo esto sea su marido. Esta teoría basada en la fuerza de la familia toma fuerza más adelante en la película cuando conocen a Edwin Pollard (J.K. Simmons) un especialista en fenómenos extraterrestres para contribuir su inteligencia y resignación dándole convicción a la intriga.
Si las actuaciones de los actores hubiesen sido más exageradas o si la música hubiese sido más dramática “Dark Skies” se arriesgaría en caer en un territorio risible, pero se supo navegar con cuidado para evitar este error. La película se toma bien en serio las reglas que no deben ser quebrantadas de manera de convencer también al público.
Finalmente, “Dark Skies” es una película divertida que agradara a los fanaticos de este género. Se trata de un largometraje cuyo guion fue bien redactado y dirigido, que además tiene magníficos efectos sonoros, buenas actuaciones y creaturas fantasiosas que desencadenan el poder de la imaginación.