“A Good Day to Die Hard” representa la quinta participación de Bruce Willis como John McClane en la franquicia consiste de 90 minutos de acción sin interrupciones. Los fan podrán pensar que es una buena noticia pero en realidad no lo es. El director John Moore y el guionista Skip Woods logran robarle toda la inspiración y alma a McClane, un hombre ordinario McClane que realiza grandes hazañas. Bruce Willis tiene 57 años pero las persecuciones en automóvil, las fusiladas y las secuencias de explosiones dirigidas por Moore son lo suficientemente lentas y estancados para acomodar hasta un McClane que tuviese 90 años. Y eso es sin mencionar el sufrimiento que sentimos ante ¡una narración incomprensible donde no pasa nada! Hasta cuando los rusos amenazadores están preparando las bombas nucleares seguimos con la misma impresión de que nada se pasa.
Esta vez John McClane intenta encontrar a su hijo Jack (Jai Courtney), que se encuentra en una grave problemas desde que fue vinculado con el asesinato de un amigo que trabajaba con Chagarin, un oficial gubernamental corrupto. La verdad es que Jack es un agente de la CIA cuya misión es proteger a Komarov, un denunciante encarcelado cuyo nombre aparece en la lista de personas que Chagarin tiene intenciones de matar. Mientras alberga la esperanza de poder ayudar a su hijo McClane se encuentra en el lugar equivocado en el momento menos oportuno y lo convierte en testigo de una explosión causada por los maleantes para secuestrar a Komarov y Jack. Todos escapan y de allí en adelante es una secuencia tras otra de tiroteos hasta el final con el cierre espectacular brindado por McClane.
Es importante subrayar un aspecto muy exitoso en A Good Day to Die Hard : la selección de Courtney para el papel del hijo de McClane. Resulta que su apariencia algo descuidada tiene su atractivo y encanto además que sabe manejar expertamente las armas cuando aparecen los enemigos. Y cuando comparte la pantalla con Bruce Willis se siente una buena energía entre ellos. Se puede decir que los dos pudieran formar un dúo convincente si solamente hubiese algo por hacer.
La persecución por la autopista ocupa casi una tercera parte de la duración del largometraje y le falta vida y emoción ya que ni siquiera el impacto de tantos autos chocando despierta tensión entre el público asistente. El propio Willis parece haberse desvinculado de las emociones cuando lo vemos sentado tras el volante. Fueron infructuosos los esfuerzos hechos en despertar fuertes emociones en Die Hard — no vemos ningún helicóptero explotar contra la fachada de un edificio y escenas en cámara lenta que sean tan buenas como ver por ejemplo a Willis luchando en una mano a mano con el gigantesco asesino.
En el momento que John McClane repite por octava vez que él está de vacaciones (lo cual se pudiera traducir diciendo simplemente “Estoy demasiado viejo para esta historia”) ya nuestro cerebro se desconectó de “Good Day to Die Hard”. La película es insípida en el peor de los sentidos, llenando la pantalla de acrobacias peligrosas en vez de enfocar mas energía en desarrollar las acciones heroicas de parte de Willis y Courtney. Bruce Willis ha dado a entender que la sexta película de la franquicia Die Hard ya se encuentra en producción – la buena noticia es que en este bajo actual a la serie no puede sino mejorar.