“Parker” es un largometraje tan insípido como su titulo. Pese a todos los esfuerzos de los artesanos de la industria cinematográfica, incluyendo aquellos que ya cuentan con reconocimiento amplio como en el caso de Taylor Hackfor, Jason Statham sigue siendo un vehículo torpe y sin expresión. Bien sea que porte un traje de submarinismo o gafas de sol como las de David Caruso, él sigue siendo un instrumento insípido. En comparación Arnold Schwarzenegger en “The Last Stand” parece un producto salido del Actors Studio.
Este thriller de robo bastante sencillo dirigido por Taylor Hackford gira alrededor de un personaje central, un ladrón disponible por contrato involucrado en un robo que ha de llevarse a cabo en el marco de una feria en San Antonio. Al parecer además de los concursos de ganado y las ventas de comidas y dulces hay dinero para robar. Parker ha sido contratado por una banda infame para adueñarse del dinero, y si lo vemos vestido como cura es para no despertar sospechas entre los encargados de la seguridad. El cuello de eclesiástico y la sotana contrastan con la personalidad cinematográfica de Jason Statham: detrás de la apariencia placida se esconde una energía explosiva que está a punto de desencadenar. Cuando se inicia toda la movida relacionada con el robo Parker tranquiliza un agente de seguridad que atraviesa una crisis de nervios, y se hace patente que el público no solamente se identifica con el criminal sino que también lo admira porque se toma la molestia de ayudar a una de las víctimas. Claro está que una vez que este robo ha concluido, sus cómplices que siguen las direcciones del vil Michael Chiklis, le dan la espalda, le roban su parte del botín y lo dejan por muerto.
La película hace un esfuerzo por ser un mosaico de la América moderna, pasando por un Texas polvoriento hasta su opuesto extremo en Palm Beach, con sus colores pasteles y sus millonarios. La salones de juego bingo son canjeados por clubes privados elitistas, en una terrible procesión de grotescos estereotipos.
Con el apoyo de su mentor (Nick Nolte), Parker logra encontrar a dos de sus colegas que lo traicionaron. No hay realmente muchos lugares donde esconderse en Palm Beach, así que contrata los servicios de una agente inmobiliaria (Jennifer López, despreocupada con sus cabellos moviéndose con el viento) para mostrarle las propiedades que pudieron haber sido compradas recientemente por texanos. La Leslie Rodgers que encarna Jennifer Lopez resulta tener en su activo una serie de robos, pero esto no despierta la química entre Jason Statham y ella. En realidad las escenas en las cuales Jennifer Lopez muestra realmente cierta química son aquellas que comparte con Patti Lupone, que hace el papel de su madre sobreprotectora. Esta estrella de Broadway parece ser la única persona del elenco que se divierte verdaderamente a lo largo de toda esta historia. Si Jennifer Lopez pensó que “Parker” la colocaría de nuevo en aquel territorio sexy de “Out of Sight” ella tendrá que buscarse otra estrategia, porque esta es una película mediocre.